Ayer, pare a saborear
de aquel mortal, particular, veneno que ella guardaba
sagazmente entre su garganta.
Grité, grité y grité,
pero los gritos fueron inaudibles ,
por la cantidad de roña
que ella coló en mi bufanda.
Ayer, pare a saborear
de aquel mortal, particular, veneno
que ella guardaba sigilosamente en su peculiar sonrisa.
El veneno centrifugó mortalmente mi endeble corazón
estrangulando y retorciendo mi ego empinado.
Grité, grité y grité,
pero el fatal y mórbido lastre
que saboreé en ella ,
envenenó mi cordura.
Grité, grité y grité,
pero las aguas transparentes que una vez fueron ,
se tiñeron, angelicalmente, mi iluso amor de infausto engaño.
Hoy he parado a ver a aquel parroquiano, una vez ilusionado, que decidió saborear el amor en tiempos de engaño y aún sigo sin poder reconocer su rostro dolorosamente desquiciado.
JOSE LARA FUENTES
Aunque vivamos en los tiempos convulsos que son aún nos podemos enamorar con sentimientos auténticos. Feliz domingo.
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Nunca es tarde.En una eternidad siempre se puede intentar de nuevo.Gracias .
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