Tenía una llave funcional, sólo con asomarla a la rendija, hasta en medio de la más oscura condena la puerta se abría.
Tenía una llave funcional, sólo con mostrarla a la rendija, hasta en medio de la más penosa penumbra la puerta se abría.
Tenía una llave funcional, sólo con ensenarla a la rendija, hasta en medio de la más confusa postración la puerta se abría.
Tengo una llave disfuncional enquistada a mis manos escurridizas, ni siquiera con asomarla, mostrarla o enseñarla la puerta se abre.
Necesito recuperar la autenticidad de mi llave para poder oxigenarme y liberarme de todo este tiempo sumergido en la profundidad de mi viciado desaliento…
¡He extraviado la cerradura de mi llave ¡
Está
obstruida
la
rendija
de
mi
destino.
¿Quién envició mi llave?
JOSE LARA FUENTES ©